Los entornos costeros presentan un desafío particularmente agresivo para los materiales debido a la alta concentración de cloruros en el aire y el agua de mar, que pueden provocar corrosión por picaduras y hendiduras. Las placas de acero inoxidable laminado a calor, específicamente seleccionadas por su composición y resistencia a la corrosión marina, ofrecen una solución robusta y duradera para estructuras y equipos en estas ubicaciones.
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Mientras que el grado 304 puede ser adecuado para ambientes marinos atmosféricos menos severos o componentes estructurales bien mantenidos, el grado 316 (que contiene molibdeno, típicamente un 2-3%) es significativamente más resistente a la corrosión por cloruros. Las placas laminadas a calor de grado 316 o 316L (bajo carbono, mejor para soldar) se utilizan extensivamente en muelles, pasarelas, barandillas, equipos de desalación, componentes de embarcaciones y estructuras marinas.
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El proceso de laminado a calor proporciona las planchas de mayor espesor necesarias para componentes estructurales sólidos que deben resistir las fuerzas del viento, las olas y las cargas operativas. La superficie del laminado a calor (acabado N°1 o HRAP) es menos susceptible a la corrosión por picaduras inicial en comparación con superficies muy pulidas en presencia de depósitos, aunque el diseño y el mantenimiento adecuados son cruciales.
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Invertir en placas de acero inoxidable laminado a calor resistentes a la corrosión marina garantiza una vida útil prolongada de las estructuras y los equipos, reduciendo la necesidad de reparaciones costosas y frecuentes. Esto no solo optimiza los costos a largo plazo, sino que también mejora la seguridad y la fiabilidad en aplicaciones críticas expuestas a la constante agresión del ambiente marino.